jueves, 16 de septiembre de 2010

Lluvia y Whisky

En la ventana, las gotas de la lluvia se agolpan sobre el vidrio. Como en caravana, se deslizan hacia abajo, presas de la gravedad...
En mi escritorio, gotas de lluvia de mis rocas desconsolándose, se deslizan por el vidrio de mi vaso de Escocés, que parece evaporar el contenido y me obliga a servirme demasiadas veces.
Afuera, la Luna se escondió detrás de chaparrones de tormenta, y sólo ilumina algún rayo rumbeado hacia alguna torre tan estoica como insensible.
Adentro, sólo un foco de 60 watts hace las veces de Sol envelado por una pantalla que mezquina aún más su escaza luz.
En la calle, bocinas suenan alertando de la congestión de tráfico, y de la poca predisposición de las personas al diálogo, cuando su cabeza se moja...
En mi cabeza seca, los gritos que día a día intento ahogar, para predisponerme a vivir en sociedad, cediendo a mis deseos, para encastrarlos como un juego de niños, en un rompecabezas con fichas malas que no encajan donde deberían, forzando su forma, deformando su fuerza, hasta que, al final, terminamos encajándolos perfectamente en esta Vida Social, donde no importa quien soy, ni siquiera a quienes quieren que sea alguien para ellos...

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