martes, 19 de diciembre de 2006

Gloria al morir

¿Qué hacer cuando nos damos cuenta, tarde, de que le dimos la espalda a la gloria? ¿Cuándo la gloria fue tan común en nosotros, que simplemente, nos aburrimos de ella?
Por ambiciosos nos pasan estas cosas. Si sólo fuésemos menos inconformistas... anhelamos con desesperación cualquier cosa, y cuando la tenemos, ya no nos importa... En ese mismo instante, buscamos algo distinto para anhelar y nos convencemos a nosotros mismos de que es lo que realmente queremos con toda el alma. Así de extremo, como suena
Lo cierto es que no sabemos reconocer lo que queremos hasta que realmente, no lo tenemos más... de ahí en más, nos queda el dolor... un dolor casi, casi, placentero.
La naturaleza masoquista del ser humano post-moderno. Somos todos víctimas de una moda dolorosa. Encontrar el regocijo en lo que nos hace sufrir... sufrir para curar nuestras culpas... culpabilizar los sentimientos.
Extrañar algo, alguien, anhelarlo, desearlo, buscarlo, encontrarlo, perderlo, volverlo a buscar... todo este circuito circense que nosotros creemos que es la vida...
Yo creo estar para algo más, pero todavía no lo pude demostrar