jueves, 16 de septiembre de 2010

PauSe

Y por un momento, todo se detuvo. Un instante de eternidad me abrazó y me envolvió en la nada del todo. En ese instante, el mundo pareció detenerse. No giró más sobre su eje. No rodeó el Sol. Las partículas más pequeñas de la física dejaron su estado natural de movimiento...
El Viento dejó de agitar las hojas del Árbol que, frente a mí, ofrecía sombra al eterno viajante. La Mariposa que pasó junto a la Flor, quedó suspendida en el Aire, sin aletear, sin planear, sin nada.
Los ríos dejaron de bañar las Costas, las Costas se mantuvieron tan humedad como las dejó el último beso de la crecida. Los Peces, como encastrados en bloques de agua permanecían inmóviles mirándose entre ellos, sin observarse.
Cada Rayo de Sol, quedó donde le tocó iluminar, como las Estrellas, en su Sector delimitado en el firmamento.
Todo Congelado en un instante de Eternidad. Un instante que duró eternidad. Un instante donde pude recorrer cada detalle de lo que me rodea. Cada color en la Mariposa, cada escama de cada Pez, cada Hoja de cada Árbol, cada Espina en cada Rosa... Un instante de lucidez. Un instante donde recorrí lo que a muchos les toma toda la vida. Un instante donde me sumergí en un mundo extrañamente conocido, conocidamente extraño. En ese instante de lucidez, me percaté de lo que me rodea. Gira conmigo, o sin Mí. Crece sin mi ayuda. No me pide ni me quita nada.
¿Por qué yo lo culpo de lo que me corresponde? La vida era vida antes que Yo. Yo no soy quien para juzgarla.
Un instante de Eternidad. Un Instante de Lucidez...

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