lunes, 4 de febrero de 2008

Aprendiendo

Debo aprender... Podré, en algún momento, podré...Y si no, sufriré. Ahora bien, si sólo fuese menos doloroso recibir este conocimiento, y si el proceso pedagógico no fuese tan sádico, tal vez, lo disfrutaría aún más.
No quiero ser yo el que cambie el sistema. Porque nunca estoy a tiempo. Suelo llegar tarde a todos lados. Muy pocas veces llegué antes. Tampoco sirvió. Cronometrar el reloj. Aprender a leer la hora. Aprender a leer los signos. Aprender.
¡Oh, Dios de la pedagogía! ¿Por qué todo es tan complejo? Piaget nunca estudió los procesos de comprensión acerca de la vida.
Aunque pensándolo bien, si la vida fuera más simple perdería el gusto de vivirla. La conjunción perfecta: una vida sádica, para un masoquista cabal y de ley.
Será cuestión de renunciar a un estilo para transformarlo en otro. Cambiar la idiosincrasia de una mente populosa, plegada de voces, todas en desacuerdo, y unificarlas en un pensamiento que disconforme a todas y cada una de ellas.
¿Ir en contra de mis principios? No. ¿Cambiarlos? Tal vez. ¿Adaptarlos? Indefectiblemente. ¡Evolución, Señores! It’s evolution , Baby! Pero, ¿por qué? ¿Debo, acaso, evolucionar o debo involucionar? ¿Estoy mas allá? No. Estoy mas acá del allá. Cerca, pero afuera.
La vida, en su expresión más cínica, nos acerca tutores para aprender de ella. Pero no nos avisa cuales lo son y cuales no. Por eso, estoy en posición para decir, aseverar y asegurar, que tengo mala puntería...

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