martes, 21 de noviembre de 2006

Una mueca de insipiente tristeza

Una mueca de insipiente tristeza se figura en mi cara. No es una tristeza abrumadora, no aplasta mi vida, sólo es triste. Qué complejo. Qué simple. Qué cierto.
Una mueca de insipiente tristeza se figura en mi cara, y me preocupa ¿Cómo detengo la bola de nieve antes de que se transforme en amenaza?
La piedra es tan grande que hace que yo me tropiece una y otra vez con ella, pero es tan pequeña que no la puedo evitar. Si tan solo prestara más atención al camino, tal vez, no me pasaría… ¡El condicional!… El mejor de los tiempos verbales. Le perdona a uno el error, y habilita el acierto casual como premeditado…
Me culpan de ser un "descreído" de la vida, pero nadie se detuvo a pensar en mis razones. ¿Me quejo por despecho? Sí. Si tuviese lo que quiero, ¿me seguiría quejando? Claramente no. Si teniendo lo que quiero, sigo quejándome, no sería revolucionario, no innovaría en mi vida, sería un idiota inconformista.
Por suerte, para mí desgracia, me quejo de algo que quiero cambiar. Quiero cambiar esta tristeza y que esa mueca desaparezca de una puta vez.
Una mueca de insipiente tristeza se figura en mi cara, y no lo puedo evitar

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